Priem.cl
Héctor Morales Morgado
Afroariqueños: configuraciones de un proceso histórico de presencia
Giselle I. Duconge1 y Menara Lube Guizardi2
El presente artículo constituye un esfuerzo inicial por
El objetivo del presente texto es recuperar y narrar los procesos his-
comprender la organización comunitaria de los colecti-
tóricos de la presencia afrodescendiente en la ciudad de Arica, norte
de Chile. Más allá de la intención de construir un relato histórico que
vos afrodescendientes de Arica, ciudad fronteriza en el
abarque la totalidad del fenómeno, nuestra narración está orientada a
extremo norte de Chile. Justamente por ello, los debates
subrayar puntos de la historia afroariqueña que permitan dar sentido
que aquí llevaremos a cabo devienen de (y deben ser en-
al actual proceso de lucha por el reconocimiento que diferentes colec-
tendidos como) un proceso aún en marcha: planteados
tivos afro-descendientes vienen protagonizando en los últimos años
en la ciudad. Partimos contextualizando el tráfico de africanos en
para incitar nuevos interrogantes, nuevos posiciona-
América Latina, apuntando las características generales del fenómeno
mientos en cuanto a la mirada a tener, más que para ser
en la región. Luego, contextualizamos la presencia de los esclavos
tomados como aportes concluyentes sobre la temática.
negros en el Virreinato del Perú, territorio político al que pertenecía
Arica, explicando las principales rutas de llegada, etnias y los usos de
Cuando nos referimos a que se trata de un primer paso,
esta mano de obra africana. Finalmente, hablaremos de las configu-
de un esfuerzo inicial, lo hacemos con un sentido teórico
raciones de la presencia afrodescendiente actualmente en la ciudad,
y metodológico específico, que nos hace centrar nuestras
especificando algunos aspectos generales sobre su movimiento para el
reconocimiento de una etnicidad afrochilena.
reflexiones en la necesaria constitución contextual -y terminantemente histórica- que conforma y delinea los
Palabras claves: esclavitud africana - diáspora - Arica - colonialismo -
fenómenos sociales observados a tiempo presente.
Con esto nos referimos a que nuestro proceso de inves-
The aim of this work is to recover and narrate the historical processes
tigación tiene un carácter antropológico y está centrado
regarding the Afro-descendent presence in Arica, a city of Northern
en un movimiento político actual: indaga a partir de la
Chilean territory. Beyond the intention to build a historical narrative
that covers the whole phenomenon, the paper is oriented to highlight
etnografía en la forma cómo los colectivos afroariqueños
aspects of the Afro-Arican history that could help to understand
vienen enunciando su lucha en pos del reconocimiento
the movements for ethnic recognition that these collectives are
formal de la etnicidad afrochilena. Pero, por otro lado,
articulating nowadays. We start contextualizing the African slave-
trade to Latin America, describing the general characteristics of this
nuestro punto de partida ha debido reconstruir el sentido
phenomenon in the region. Afterwards, we will contextualize the
histórico con que miramos la constitución tanto de esta
presence of black slaves in the Viceroyalty of Peru, to which Arica used
presencia afrodescendiente en el extremo norte chileno,
to belong. Finally, we will conclude debating some aspects about the
como también la enunciación de su demanda por recono-
Afro-Descendent movements nowadays in the city, specifying their
petition for the recognition of an Afro-Chilean ethnicity.
cimiento étnico.
Key words: African slavery - diaspora - Arica - colonialism -
En términos metodológicos, nuestro trabajo deviene
ethnic recognition.
de un proceso interdisciplinario que hace confluir dos
Recibido: diciembre 2013. Aceptado: octubre 2014.
1 Programa de Doctorado en Antropología UCN-UTA. Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo R.P. Gustavo Le Paige s.j. (IIAM),
Universidad Católica del Norte. Gustavo Le Paige 380, San Pedro de Atacama, CP 1410000, CHILE. Email:
[email protected]
2 Departamento de Antropología, Universidad Alberto Hurtado; Instituto de las Migraciones, Etnicidad y Desarrollo Social (IMEDES, Espa-
ña). Almirante Barroso 10, Santiago, CP 6500620, CHILE. Email:
[email protected]
Nº 49 / 2014, pp. 129 - 151
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Giselle I. Duconge y Menara Lube Guizardi
estrategias de investigación. Por un lado, la revisión his-
las instituciones, representaciones y prácticas que en de-
toriográfica, realizada entre agosto de 2012 y noviembre
terminado contexto son posibles o imposibles, y aquellas
de 2013, y desarrollada no solamente a partir del estu-
que devienen hegemónicas. En segundo lugar, las con-
dio de las investigaciones académicas disponibles, sino
figuraciones culturales suponen que, en dado contexto,
también a partir de la revisión de documentos y archivos
las acciones, formas de ser y enunciar, relaciones, expe-
históricos de la Biblioteca de la Universidad de Tarapacá
riencias y conocimientos guardan algún nivel de interre-
(Arica, Chile) y de los textos publicados por las organi-
lación entre sí, pero esto no deriva en una homogeneidad
zaciones sociales afroariqueñas.
constitutiva. La configuración cultural sería así, doble-mente,
heterogénea y heterotópica (Grimson 2011: 176). A
Por otro lado, nuestra estrategia metodológica involu-
su vez, y en tercer lugar, la configuración cultural, para
cró la experiencia etnográfica que l evamos a cabo desde
ser articulada, requiere de
una trama simbólica común, que
mayo de 2013 junto a tres organizaciones sociales: Oro
permita vincular, aunque heterogéneamente, la cuarta
Negro, Lumbanga e Hijas de Azapa. Además de la obser-
dimensión de la configuración: el que ella resguarda, aun
vación de actividades colectivas (fiestas, movilizaciones,
cuando asimétricamente, algo que es
común y compartido
lanzamiento de libros) de las mismas, realizamos una
(Grimson 2011: 177). Lo que buscaremos hacer en los
serie de 18 entrevistas en profundidad con miembros de
subsecuentes apartados del texto es, justamente, subra-
estas agrupaciones. Las entrevistas estuvieron centradas
yar elementos históricos que constituyen (a la vez que
en indagar sobre la trayectoria de vida de los sujetos, a la
posibilitan) la emergencia en tiempo presente de estas
vez que buscaban entender las formas cómo estos movi-
cuatro dimensiones de configuración cultural vinculadas
mientos se habían organizado, las principales demandas
al movimiento afroariqueño.
que enunciaban, y su postura en relación a los modos de comprender la identidad afroariqueña.
Así, aunque consideramos la historicidad de los grupos estudiados inabarcable como totalidad,3 entendemos
La decisión de iniciar una etnografía a través un proceso
que es imprescindible dilucidar el posicionamiento de
de investigación historiográfico nos remite a conside-
nuestra mirada sobre el sentido histórico del fenómeno.
raciones de carácter teórico sobre la construcción de la
Con esto buscamos, al mismo tiempo, situar los sujetos
mirada antropológica. Con Comaroff y Comaroff (1992:
en su proceso histórico, y situar nuestra mirada como
6-7), comprendemos que historizar la etnografía es un
un elemento que recorta, altera e interpreta este mismo
recurso obligado si lo que pretendemos es evitar repro-
proceso. Se tratarían así de dos formas diversas de histo-
ducir "cosmologías racionalistas" (y etnocéntricas) que
ricidad que se encuentran asimétricamente. Observados
reifican el logos del investigador como nexo explicativo
y observadores son entendidos aquí como constructores
de las causalidades del fenómeno que éste "observa". Por
de prácticas que, incluso cuando intercambiables, son
otro lado, este tipo de cuestionamiento sobre la mirada
ubicadas en configuraciones históricas particulares.
antropológica nos sitúa en un esfuerzo de superación de aquel o que Fabian (2014) entiende como la bipolaridad
sincronía-diacronía naturalizada en el método etnográ-
La construcción de un relato histórico que abarcara la totalidad
fico. De nuestra parte, hemos traducido este intento de
del fenómeno nos parece metodológica y epistemológicamente improbable. Comprendemos que los fenómenos históricos son
superación a modo de un énfasis teórico y empírico en
siempre complejos y multideterminados en sus elementos cons-
la constitución del movimiento afroariqueño como una
titutivos, de manera que su reconstrucción requiere siempre un
configuración cultural.
recorte previo del investigador, quien obligadamente selecciona los elementos que incluirá en su cadena de sentido de la historia.
Según Grimson (2011: 172) el concepto de configuración
Por esto, la recuperación del sentido histórico implica constituir
cultural "enfatiza la noción de un marco compartido por
causalidades que no pueden postularse como una relación entre
actores enfrentados o distintos, de articulaciones com-
la totalidad de fenómenos históricos de un instante dado y de aquel que lo precede. La reconstrucción del sentido histórico es
plejas de la heterogeneidad social". Cuatro serían los
siempre parcial y elaborada a partir de los elementos de confor-
elementos constitutivos de una configuración cultural.
mación del mismo sujeto histórico que lo ejecuta, en este caso, los
Por un lado, el as son
campos de posibilidad: se refieren a
investigadores (Aron 2000: 459).
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Afroariqueños: configuraciones de un proceso histórico de presencia
Este debate resulta fundamental como punto de partida
lectivos afrodescendientes vienen protagonizando en la
para el presente trabajo, en la medida en que sintetiza una
localidad. En este sentido, y aunque sin pretensiones to-
postura crítica que sirve como hilo conductor del debate.
talizadoras, nuestro argumento se construirá siguiendo
Esto se refiere a la necesidad de desarrollar una histori-
un orden que va de lo general a lo específico. Partiremos
zación del mismo argumento de reconocimiento étnico
contextualizando el tráfico africano en América Latina,
de los movimientos afroariqueños, mirándolos como
apuntado las características más amplias del fenómeno
parte de un proceso histórico en el que la identidad racial
en la región. Luego, contextualizamos la presencia de los
y luego étnica ha estado presente de diferentes maneras,
esclavos negros en el Virreinato del Perú, territorio polí-
transitando hacia enunciaciones que han dialogado con
tico al que pertenecía la ciudad de Arica, explicando las
la construcción colonial y luego nacional de las identida-
principales rutas de llegada, etnias y los empleos dados
des sociales en la localidad de Arica.
a esta mano de obra africana. Hablaremos además de la
situación de los descendientes de esclavos africanos en
Partiendo de estos supuestos, nuestra mirada histórica
Arica tras la Guerra del Pacífico (1879-1883), contexto
centraliza particularmente tres momentos de la conforma-
histórico que marca el largo período de transición de la
ción de la presencia afro en la ciudad de Arica: aquel que
ciudad a la geografía nacional chilena.
remite al proceso de colonización española, aquel que re-mite a la conformación de los Estados-nacionales (Perú y
Los dos apartados finales del texto se centran en las ex-
Chile) en la zona, y aquel que remite a la chilenización de
periencias afroariqueñas actuales, en la conformación de
Arica a partir de 1883. La razón por la que nos centramos
asociaciones populares. Hablaremos de las configuracio-
en estos tres puntos -y no en otros- se refiere a nuestra per-
nes de la presencia afrodescendiente actualmente en la
cepción de que el os juegan un rol central en la constitución
ciudad, especificando algunos aspectos generales sobre
de la relación entre las identidades (nacionales, étnicas y
su lucha, y sobre su posible significado como proceso de
raciales), formas de ser y de estar y asignaciones de perte-
reconocimiento de la etnicidad afrochilena. Asimismo,
nencia en Arica. Entendemos que el os son cruciales para
hacemos hincapié en que nuestro aporte hacia el análi-
comprender la forma como los
paradigmas étnicos (Segato
sis etnográfico del fenómeno es incipiente y que lo que
2007)4 fueron desarrol ados en Arica haciendo confluir en
proponemos no es más que el paso previo a este mismo
la localidad unas particulares experiencias de la identidad.
análisis: el giro de mirada que permite historizar nuestras indagaciones sobre el fenómeno.
A partir de estos tres momentos históricos, subraya-remos elementos que permitan dar sentido al actual proceso de lucha por el reconocimiento que diferentes co-
D Configuraciones de la presencia africana y del racismo en América Latina
4 Según Segato (1999 y 2007) las categorías étnico, etnicidad y sus
variantes fluyen en el marco de las naciones y son usadas como
El actual
sistema-mundo se configura como un proceso
fundamentos que soportan el
racismo colonial que persiste, per-
geopolítico global que tiene su inicio con los viajes de
maneciendo como
paradigmas reduccionistas de una ciudadanía
"descubrimiento", con la colonización de las Américas y
de segunda clase, subordinada y adscripta, a manera de minorías
con la esclavitud africana, a partir del siglo XVI. La rea-
culturales recién llegadas a la "nación imaginada". La construc-ción del Estado Moderno en América Latina, sobre todo tras las
lidad social en que vivimos no es la de los múltiples Es-
independencias, ejecutó una forma mitológica de centralización
tados nacionales, sino que de un algo mayor, del que los
de la identidad, que requirió no solamente la construcción de las
Estados son parte integrante.5 Esta visión de los procesos
fronteras nacionales marcadas euclidianamente sobre el territo-rio. Requirió también la invención de fronteras de adscripción
5 En este sentido, se postula que este
sistema-mundo cuenta y ha
étnica, cultural e incluso biológica entre los que pertenecen y los
contado con "muchas instituciones, Estados y sistemas inter-
que no pertenecen a la nación. Esta última reprodujo los ideales
estatales, compañías de producción, marcas, clases, grupos de
de auto-representación de las elites nacionales en América Lati-
identificación de todo tipo y que estas instituciones forman una
na, desarrollando un paradigma de la etnicidad que da sentido
matriz que permite al sistema operar pero al mismo tiempo esti-
a la identidad nacional que excluye a las poblaciones y minorías
mula tanto los conflictos como las contradicciones que calan en
presentes en el territorio.
el sistema" (Wallerstein 2006: 10-11).
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históricos de los Estados en su interconexión tensiona el
El sistema colonial imprimió, a través de la esclavitud
supuesto de una contención fronteriza euclidiana de lo
africana y de la explotación de las poblaciones indíge-
nacional y permite comprender la múltiple determinación
nas locales, dos formas jerarquizadas e interconectadas
de los fenómenos locales en el marco del surgimiento de
de control y dominio racial-social en América Latina.
la modernidad y también de su actual "desborde" (Appa-
Por un lado, se institucionaliza una jerarquía racial que
durai 2004), con la aceleración del capitalismo y con la
en las colonias latinoamericanas conforma y consolida
globalización. Permite, simultáneamente, elaborar de
la explotación de los negros e indígenas, justificando a
manera crítica la relación intrínseca entre los procesos co-
partir de la ideología racista su supuesta inferioridad.
loniales en América Latina y Caribe y el paralelo "desarro-
Por otro lado, se consolida también una jerarquía racial
l o" de los países del norte global que, no por casualidad,
global, que marca la diferencia entre la supuesta compo-
constituyeron en su mayoría las metrópolis coloniales.
sición racial de Europa y Norteamérica -presumidamente blanca- y la composición del mundo colonizado: mestizo,
En esta línea, la comprensión de la dimensión e impor-
negro, indígena. Estas dos mitologías se encuentran y
tancia del tráfico en América Latina debería ser entendi-
confunden con el proceso de institucionalización de los
da desde perspectivas que subrayen su transversalidad
Estados-nacionales ya a fines del siglo XVIII, lo que im-
como fenómeno político y económico, reconociendo la
plica pensar la trascendencia política del racismo como
centralidad del comercio de esclavos africanos y de la
forma ontológica de clasificación de los "otros latinoa-
explotación violenta de su mano de obra, como formas
mericanos" y como estructura fundamental del Estado
sine qua non del colonialismo (Fontaine 1980: 111-112).
Este proceso impacta la constitución del
sistema mundo (Wallerstein 2006: 10) en dos dimensiones que resultan
El mito moderno de la homogeneidad nacional interna,
fundamentales aquí: 1) imprimiendo en Latinoamérica
como trazo inequívoco de las naciones y de su unidad
una serie de estructuras sociales, culturales y económi-
y control político, dejó marcas muy fuertes en los Esta-
cas que reproducen la explotación africana hasta la ac-
dos europeos desde la revolución francesa, habiéndose
tualidad; y 2) constituyendo en el continente europeo las
expandido como
ethos político en América Latina sobre
marcas del proceso económico de acumulación que po-
todo tras las independencias.7 Entre 1870 y 1914 los mi-
tenciará, siglos después, las revoluciones industriales, así
tos de la homogeneidad racial se naturalizan entre los
como su constitución en cuanto "centro" (Dussel 1994)
Estados-nacionales, fundando una idea de ciudadanía
de un nuevo modo productivo.
equivalente a una concepción de raza y de nacionalidad (Hobsbawm 1997: 117). La homogenización de la pobla-
De la mano de Gilroy (2002: 43-48) podríamos decir
ción nacional bajo la pretendida unicidad de una raza co-
que, a pesar de que gran parte de la historiografía inter-
mún (de una biología común) está fuertemente vinculada
nacional no lo haya reconocido como tal, la recaudación
a esta presión de control último de los ciudadanos como
de capitales permitidos por las "industrias esclavistas"
forma biológica que pertenece a la nación: como la forma
constituyó una de las formas primordiales de la acumu-lación capitalista, siendo uno de los prerrequisitos para el desarrol o de la revolución industrial e incluso para la
1996: 370). Para un análisis sobre la importancia del esclavismo africano en América Latina en la composición de acumulación
construcción del iluminismo europeo.6
primitiva en el capitalismo moderno, véase el trabajo clásico de Ianni (1978).
6 Este debate aparece ya en Marx (1996), quién reconoce los ele-
7 La centralización de los Estados-naciones europeos a partir de
vados niveles de violencia del proceso de acumulación primitiva
fines del siglo XVIII obligó a la supresión de las diferencias cultu-
del capitalismo y su vinculación con la colonización y esclavitud
rales internas (Hobsbawm 1997: 114), forjando la ideología de que
africana. El autor postula, además, que estos hechos fueron sis-
la unidad de la nación sobre un territorio (circunscrito por unas
temáticamente invisibilizados por la historiografía y la economía
fronteras euclidianamente dibujadas) ocurría gracias a una uni-
política decimonónicas, que han representado el nacimiento de
dad lingüística, étnica, racial, religiosa, artística, social y política
la era capitalista como un proceso "idílico": "la transformación
(Hastings 2000: 14). Para llegar a esa unidad tuvo que ser eje-
de África en un campo cercado para la caza comercial a las pieles
cutada mucha violencia contra la pluralidad interna de las recién
negras marca la aurora de la era capitalista de producción" (Marx
inventadas naciones (Appadurai 2006: 3; Hastings 2000: 18).
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Afroariqueños: configuraciones de un proceso histórico de presencia
viva prioritaria del proyecto de centralización política na-
(Fontaine 1980: 111).10 Corregir esta asimetría resulta
cional.8 En el fondo histórico de los nacionalismos y del
fundamental no solamente en el sentido de redimensio-
racismo existen problemas de poder, ideología y política
nar los procesos de exclusión social a los que diferentes
que no se pueden entender únicamente como factores
grupos están expuestos (Bello y Rangel 2002), sino que
"de orden cultural" (Hobsbawm 1997: 120).
también implica un importante movimiento de cuestio-namiento de la
colonialidad del saber.11 La distorsión de la
El colonialismo, en el marco del
sistema mundo -como for-
importancia de la presencia africana en lo que se refiere
ma operante de una geopolítica y economías globales- se
a la comprensión de la construcción político-económica
ha reproducido hasta la actualidad a través de las jerar-
de América Latina y del Caribe es, simultáneamente, un
quías raciales (Walsh 2004: 333). Éstas persisten a modo
problema a ser pensado desde la sociología del conoci-
de
colonialismo interno9 en las ex-colonias, aún cuando el
miento (Fontaine 1980: 112), puesto que implica repen-
colonialismo casi se haya extinguido en términos jurídi-
sar la forma como la categoría de desigualdad social y
cos (con la independencia ratificada a niveles formales)
discriminación racial se plasman y se reproducen en las
(Grosfoguel 2006: 61); y aún cuando en la esfera global
esferas académicas (Restrepo 2004; Walsh 2004).
el uso del término raza como definidor de grupos o prác-ticas sociales se haya asumido como políticamente inco-
Con todo, la historia del tráfico africano hacia las Amé-
rrecto (Casaús-Arzú 2006).
ricas es difícil de rastrear y aún más difícil de cuantificar (Eltis 2001; Lovejoy 1982). Esto remite directamente
De esta manera, la invisibilidad que en ciertas áreas de
a las características de la actividad: al
modus operandi
América Latina se ha dado a la influencia e importancia
de la industria del saqueo, piratería y de la guerra que
de la presencia africana en el marco de los procesos eco-
permitió la institucionalización -por parte de las más
nómicos -primero coloniales, luego nacionales- remite a
importantes naciones europeas- del comercio huma-
la reproducción, en las esferas del pensamiento y de las
no de personas retiradas de África.12 Los registros eran
ciencias sociales, de las jerarquías de raza que componen
imprecisos, en parte debido al hecho de que al lado de
un elemento estructurante de las relaciones de poder en
la "industria formal" de la esclavitud, se desarrollaba la
este contexto regional y en el
sistema mundo. En este sen-
industria del comercio ilegal de africanos, tan o más lu-
tido, la negativa en asumir el papel central de africanos y
crativa que la primera. Esta segunda, debido a sus par-
africanas en la composición del "nuevo mundo" remite
ticulares características contraventoras, ha dejado poco
a la "estructura y distribución del conocimiento en las
o ningún registro. Lo que sí se estima es que el primer
Américas, que es en cambio un reflejo de la estructura
navío transportando esclavos africanos a las Américas
y distribución de la riqueza, poder y status en la región"
10 Bello y Rangel (2002: 40) concuerdan con esta percepción cuan-
do afirman que, en América Latina y el Caribe, aún hoy en día, "el
8 De ahí la necesidad de pensar la dimensión política del concepto
origen étnico racial influye de manera importante en la posición
de raza, lo que nos permitiría "situar el racismo desde el Estado,
que ocupan las personas dentro de la estructura social, siendo
no solo como una ideología de la diferencia y de la desigualdad; no
la discriminación y la exclusión los mecanismos a través de los
solo como forma de dominación y opresión entre grupos étnicos,
cuales un grupo dominante mantiene y justifica la subordinación
sino como una lógica del exterminio y de la exclusión, como una
social y económica de otros, reproduciendo y perpetuando la in-
tecnología del poder" (Casaús-Arzú 2006: 11).
9 Aquí reincidimos en las reflexiones de González (2003: 3), para
11 Comprendida esta última como la constitución de una epistemo-
quién: "el colonialismo interno está originalmente ligado a fenó-
logía, de categorías y estructuras del conocimiento que reprodu-
menos de conquista, en los que las poblaciones de nativos no son
cen los regímenes de pensamiento coloniales, a la vez que salva-
exterminadas y forman parte, primero del Estado colonizador
guardan la interrelación y permanencia de formas modernas de
y después del Estado que adquiere una independencia formal,
explotación y/o dominación (Maldonado-Torres 2007: 129-130).
o que inicia un proceso de liberación, de transición al socialis-
12 Como discuten Patterson y Kelley (2000: 13) y Gilroy (2002:17),
mo, o de recolonización y regreso al capitalismo neoliberal. Los
la dificultad de cuantificar y dimensionar el tráfico de esclavos
pueblos, minorías o naciones colonizadas por el Estado-nación
con exactitud se debe también a la invisibilización de la influencia
sufren condiciones semejantes a las que los caracterizan en el co-
e importancia africana en la construcción de la sociedad capitalis-
lonialismo y el neocolonialismo a nivel internacional".
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desembarcó en Puerto Rico en 1519 (Eltis 2001: 17).13 No
que las embarcaciones que transportaban a estos africa-
obstante, el tráfico había sido iniciado por Portugal ya en
nos presentaban condiciones severamente precarias. Lo-
el siglo XV (Klein 2010: 9) y seguido luego por España y
vejoy (1982: 481-491) calcula que entre un 15% y 25% de
otros países europeos en ese mismo siglo. Los registros
los sujetos no llegaban con vida a su destino. Dadas estas
dan cuenta de viajes de navíos portugueses expresamen-
circunstancias, es posible suponer que la cantidad de per-
te imbuidos en la tarea de aprisionar africanos para el
sonas efectivamente retiradas del continente sea bastante
trabajo esclavo ya en 1441 (Russell-Wood 1978:16). En-
superior al número de africanos que aportaron con vida
tre esta fecha y 1519, no obstante, estos esclavos fueron
al nuevo mundo.
destinados únicamente a puertos europeos y a los recién invadidos archipiélagos de Madeiras y Canarias, en el
Otro dato relevante, al que podemos acompañar obser-
Atlántico europeo (Eltis 2001: 17).
vando las transformaciones que la industria portuguesa del tráfico sufrió, se refiere a los sitios de origen de los afri-
Los portugueses ocuparon durante casi cuatro siglos un
canos esclavizados, y también a los principales puertos de
papel central en este tráfico y la progresión del número
partida en el continente. Como cita Klein (2010: 10-12),
de africanos transportados por navíos de esta nacionali-
entre 1440 y 1512, los portugueses realizaron incursiones
dad nos apunta a las dimensiones del crecimiento de este
africanas en las regiones de Mauritania, Senegambia y en
"mercado".14 En términos totales, aunque no se conoce el
la Costa del Oro. A través de estas incursiones aprisiona-
número exacto de africanos desplazados hacia las Améri-
ron africanos de los actuales territorios de Senegal, Gam-
cas, se calcula que la cifra varíe entre 10 y 20 mil ones de
bia, Cabo Verde y del Golfo de Guinea. A partir de 1512,
personas (entre el siglo XVI y el XIX), constituyendo uno
los portugueses logran asociarse al rey del Congo, con lo
de los tres movimientos poblacionales más expresivos
que el aprisionamiento de esclavos se expande por toda la
de la era capitalista (Sutcliffe 1998: 57). Y consolidando,
costa occidental africana. A partir de 1576, con la invasión
además, la "migración" forzosa más violenta y amplia de
del reino de Luanda, los portugueses fundan al í lo que
la historia de la humanidad hasta la fecha (Cáceres 2001:
sería, hasta el siglo XIX, uno de los principales puertos de
10; Lovejoy 1992: 473).15 Asimismo, hay que considerar
"exportación" de esclavos en África, incursionando conti-nente adentro en esta latitud.16
13 Esto no quita la posibilidad de que esclavos y descendientes de
esclavos hayan sido traídos a las Américas desde el viaje de Co-
Más allá de la importante participación de los portu-
lombo, trabajando en los navíos. En este caso, no se trata del trá-
gueses, la esclavitud negra fue una parte sustancial de
fico específico de africanos a las colonias, sino una expresión de
los emprendimientos económicos también de ingle-
su uso en Europa. De ahí que el autor considere que el tráfico en sí mismo hacia el nuevo mundo haya sido iniciado con el primer
ses: siete de cada diez navíos transportando esclavos
navío destinado para este fin, en 1519 (Eltis, 2001:17).
portaban banderas de estas dos nacionalidades (El-
14 Entre 1450 y 1460 los navíos lusitanos transportaron 800 afri-
tis 2001: 20). Pero franceses, holandeses y españoles
canos por año; entre 1460 y 1480, este número sube a 1500
también participaron activamente en el "negocio". Los
esclavos, pasando a 2000 entre 1480 y 1500 y, finalmente, a la cantidad de 3000 africanos anuales en 1510 (Klein, 2010: 11).
15 Investigadores dedicados al estudio de los africanos y afro-des-
importando si esta continúa o no existiendo después de la disper-
cendientes en diferentes contextos de las Américas han generado
sión diaspórica. En tercer lugar, debe haber una identidad común
una especie de consenso sobre cómo definir este desplazamiento
entre los del grupo diaspórico. Finalmente, la diáspora tiene que
humano, prefiriendo el término "diáspora", al término "migra-
persistir por dos o más generaciones" (Butler 2007:126. Traduc-
ción". Según Butler (2007), Gordon y Anderson (1999) y Yelv-
ción de las autoras).
ington (2001) el término "diáspora" se adecua mejor a la expe-
16 Cáceres (2001:10) sintetiza los principales sitios de origen de los
riencia afro-descendiente por permitir entender la manera como
africanos esclavizados en las Américas confirmando que ellos
los sujetos y grupos constituyen activamente su sentido de perte-
provenían de las siguientes regiones principales: la Costa del Oro
nencia e identidad. Según Butler (2007) el concepto diáspora ha-
(saliendo de los puertos de Cabo Coast Castle y Anomabu), de la
ría referencia a que: "en primer lugar, el grupo de salida tiene dos
Bahía de Benín (saliendo del puerto de Whydah, hoy día conoci-
o más destinos, creando, en lugar de la bipolaridad, la dispersión
do como Dahomey), la bahía de Biafra (de los puertos Bonny y
implícita en el término diáspora (…). En segundo lugar, hay que
Calabar), y de África centro-occidental (de los puertos de Cabin-
mantener alguna relación con la tierra de origen [
homeland], no
da, Benguela y Luanda).
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Afroariqueños: configuraciones de un proceso histórico de presencia
portugueses habrían controlado el tráfico hasta 1640
El tratado permitió que los ingleses incrementasen para-
y después de 1807. Los británicos habrían asumido el
lelamente el contrabando de africanos, de manera que se
control en los momentos intermedios a estas dos fechas
supone que esta cuota de esclavos significase muy poco
(Eltis 2001: 20). Según Eltis, "los traficantes france-
del total de seres vivos llevados por naves británicas a la
ses, holandeses, españoles, daneses y estadounidenses
América hispánica (Marx 1996: 378).18 A fines del siglo
aparecen como pequeños jugadores en comparación
XVIII, tras asumir el control de la Bahía de Biafra en Áfri-
[con británicos y portugueses] pese a que en algunos
ca, los españoles reasumen cierta potestad sobre el tráfico
momentos específicos, estos países asumieron impor-
de esclavos a sus colonias, pasando a exportar sistemá-
tancia en el tráfico" (traducción propia). Es en el marco
ticamente a Cuba, última de sus colonias en independi-
de la importancia macro-económica representada por
zarse, y última de las colonias hispánicas en erradicar la
el tráfico de africanos para las colonias, y de su funda-
esclavitud (Eltis 2001: 23). Así, el tráfico de africanos a
mental articulación con los procesos de acumulación de
las colonias controladas por España ha sido predominan-
las más ricas naciones europeas del período moderno,
temente llevado a cabo por portugueses y británicos.
que podemos explicar por qué desde inicios del siglo XVI y hasta fines del siglo XIX, el flujo esclavista hacia
Entre las rutas desarrolladas por los portugueses hacia
las Américas -del norte, centro, sur y el Caribe- no se ha
la América hispánica, fueron fundamentales aquel as
detenido. El proceso se finaliza, al menos formalmente,
que tenían como puerto inicial americano a las ciudades
en 1888 cuando Brasil declara ilegal el uso de mano de
de Río de Janeiro y Salvador de Bahía. Entre las princi-
obra esclava africana.17
pales rutas de distribución de los esclavos africanos a la América española, se destaca aquella que, controlada por
En relación al tráfico de esclavos africanos y su uso en las
lusitanos, aportaba a Salvador de Bahía, siguiendo luego
colonias españolas, hay algunas salvedades que subrayar.
a Buenos Aires, Tucumán y Lima (Cáceres 2001: 10). Es
En lo que concierne a los doscientos primeros años de la
relevante también la ruta que llegaba al continente por
explotación de la esclavitud negra (siglos XV y XVI), Es-
América Central, llegando a territorios andinos a través
paña prefirió entregar a terceros el tráfico, concediendo
de la entrada al Virreinato Peruano por el puerto de Tru-
"derechos de explotación" de la venta de africanos a las
jillo, desde donde los esclavos eran distribuidos a otras
Américas, denominados
asientos (Eltis 2000: 23). Esto
localidades del mundo colonial español.
incidió en que gran parte del tráfico hacia la América his-pánica estuviera a cargo de navíos de otras nacionalida-
Los sitios prioritarios de destino de los africanos en las
des, especialmente portugueses. A partir del siglo XVI,
colonias hispánicas se situaban en el Caribe y Centro
no obstante, esta realidad cambió con el protagonismo
América. En las colonias sudamericanas se utilizaba ma-
de los británicos entre aquel os que más transportaban
yormente la mano de obra indígena local, aunque tam-
negros a las colonias españolas.Este predominio se hace
bién se destinaron esclavos africanos prioritariamente
notar especialmente entre los siglos XVI y XVIII, tras los
a localidades que hoy pertenecen a Venezuela, Ecuador,
tratados de paz firmados entre Inglaterra y España en
Colombia y Perú. En este sentido, en lo que a la América
Utrech (
Tratado de Asiento). A partir de este acuerdo, In-
hispánica se refiere, se podría decir que entre los gran-
glaterra gana el "derecho" de explotar el tráfico de negros
des puertos de recepción del tráfico de esclavos que se
entre África y las colonias españolas de las Indias Occi-
conocen, se cuentan: Cartagena (Colombia), Portobelo
dentales, entregando a éstas un total de 4800 negros por
(Panamá), la Guaira y Cumaná (Venezuela), Buenos Ai-
año (Marx 1996: 377).
res (Argentina), Lima y Callao (Perú) (Whitten y Friede-mann 1974).
17 Cuba y Brasil fueron los dos últimos países del globo en "erradi-
car", por lo menos jurídicamente, el esclavismo africano: Cuba en
18 Así, de acuerdo con Marx (1996), la predominancia de los britá-
1886 y Brasil en 1888 (Levine 1989: 202). Se sabe, además, que
nicos como contrabandistas de africanos al Nuevo Mundo no es
Brasil fue el país receptor prioritario de africanos: aproximada-
una casualidad: es parte
sine qua non del proceso de acumulación
mente 4 millones desembarcaron en el país entre los siglos XVI y
que ha permitido a Inglaterra consolidar su dominio económico,
XIX (Eltis 2001: 44).
años más tarde, en su revolución industrial.
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Como mencionamos anteriormente, el mantenimiento
da con Perú. Al sur está la región de Tarapacá (con capital
de este tráfico africano se relaciona fundamentalmente
en Iquique) y, al sur de ésta, la región de Antofagasta (con
con la rentabilidad que la esclavitud proporcionaba en
capital en Antofagasta). Las tres capitales regionales se
suelos coloniales.19 Esto, en parte, influyó de manera de-
sitúan en la costa pacífica, constituyéndose, histórica-
terminante a que, en términos historiográficos, los pri-
mente, como puertos.
meros trabajos que dan cuenta de la presencia negra en la América hispánica estuvieran asociados a los problemas
El territorio del Norte Grande fue anexado a la geogra-
y beneficios coloniales que trajo consigo esta trata negre-
fía nacional chilena después del conflicto con los veci-
ra. De ahí se desprende el importante desarrol o del tema
nos Perú y Bolivia a fines del siglo XIX, al que se conoce
desde una perspectiva de la circulación, el comercio y el
como la Guerra del Pacífico o del Salitre (1879-1883).
tráfico (Cortés 1963; Whitten y Friedemann 1974). Lue-
Este enfrentamiento militar ocupó un papel central,
go, la población afro fue transitando entre la esclavitud
tanto en lo que concierne a la configuración territo-
como institución jurídicamente aceptada y legitimada
rial de las tres naciones, como en lo que se refiere a la
por grupos dominantes, y las sumisiones o escapes aso-
constitución del mismo principio de nación por parte
ciados al contingente negro en aquel a época (San Martín
del Estado chileno. La creación de la frontera norte de
2007: 197). Simultáneamente, los africanos y sus des-
Chile después de la guerra impactó fundamentalmen-
cendientes fueron mezclándose con la población autóc-
te la ciudad de Arica, que fue disputada por este país y
tona y con los europeos residentes en estas tierras, en un
por el Perú hasta la tercera década del siglo XX. Tras el
proceso que les ha "integrado" a las estructuras raciales
conflicto, el territorio al sur del antiguo departamento
y de desigualdades latinoamericanas. En el apartado que
peruano de Tacna, al que pertenecían las ciudades "sia-
sigue, nos dedicaremos a transitar desde esta configu-
mesas" Tacna y Arica (González 2008: 13), estuvo ocu-
ración más amplia, a una configuración local particular.
pado por el ejército chileno y constituyó una zona en
Nos dedicaremos a especificar este proceso de "incorpo-
litigio. El litigio fue "solucionado" en junio 1929 (Gon-
ración" de africanos a la ciudad de Arica.
zález 2008: 14): Tacna pasó definitivamente a Perú y Arica a Chile (Podestá 2011: 124). Esta división rompió parte de la dinámica económica, social y política entre
D Configuraciones de la presencia africana
las dos ciudades, impactando la complementariedad
en Arica: el Virreinato Peruano hasta la
económica de Arica como el histórico puerto de la capi-
República Chilena
tal departamental, Tacna.
Antes de abordar específicamente la presencia africana
Así, podemos afirmar que Arica, durante siglos, se ha
en Arica, conviene dedicar unas cuantas líneas a la ubi-
visto marcada por las múltiples tensiones y adscripciones
cación de la ciudad en la actual división territorial del Es-
socio-políticas, por flujos migratorios en diversos senti-
tado chileno. Localizada en el área conocida como Norte
dos (y motivados por factores que van desde las prácticas
Grande, Arica es el asentamiento urbano más septen-
culturales históricas en la zona, hasta la invasión y per-
trional del país. El Norte Grande engloba a un territorio
secución militar). La ciudad se ha identificado primero
desértico, perteneciente al ecosistema del Atacama, y que
como parte del Virreinato del Perú hasta el año 1821 en
está constituido por tres regiones de la actual división
el período Colonial, luego como parte del Estado nacio-
político-administrativa chilena. La primera de el as es la
nal peruano (desde 1821 hasta 1883). Como explicitamos
región de Arica y Parinacota (capital en Arica), que colin-
anteriormente, constituyó zona de litigio entre Chile y Perú (entre 1883 y 1929), para finalmente adscribirse al
19 Sobre esta rentabilidad, basta con afirmar que, durante la prime-
Estado nacional chileno desde 1929 (Díaz 2010: 160).
ra mitad del siglo XVIII en Brasil, el coste de adquisición de un
En este sentido, para entender el proceso histórico de la
esclavo se amortizaba con un período de entre trece y dieciséis
presencia africana y afrodescendiente en Arica, tenemos
meses de trabajo del mismo. Incluso en los momentos de encare-cimiento del valor del africano en el mercado brasileño, como en
que remitirnos al pasado colonial de la ciudad, en el mar-
inicios de 1700, la amortización ocurría en un intervalo máximo
co del Virreinato del Perú, y luego a su participación en
de treinta meses (Fausto 1995: 27).
la república peruana. Solamente así podemos situar su
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Afroariqueños: configuraciones de un proceso histórico de presencia
importancia como puerto receptor de esclavos africanos
africanos al Virreinato del Perú desde diversos orígenes.
en el territorio desértico de la costa pacífica.
Según Lucía Charún-Illescas, las
etnias21 que encontra-ron y que se mezclaron en el Perú eran los:
El Virreinato del Perú constituyó uno de los principales ejes económicos de la colonización de la América hispá-
"Carabalí, procedentes de la región del Calabar, al suroeste de
nica. A través de los puertos peruanos los africanos fue-
Nigeria, Lucumí, de etnia Yoruba, Mandinga, procedentes de la
ron introducidos al mundo andino. El uso inicial de su
zona entre Senegal y el Golfo de Benín, Mina, hombres de la re-
mano de obra para la extracción de metales preciosos en
gión cerca de la Costa de Oro y el área conocida como Costa de
el actual territorio del Perú fue lo que estableció la condi-
los esclavos, Congos y Mondongos, etnias de Congo" (Charún-
ción económica primordial que motivó su introducción
Il escas 2001: 15).
en el litoral del Pacífico. No obstante, tras los primeros años, los africanos pasaron a ser utilizados en todo tipo
La mano de obra esclava desde su entrada al Perú, fue
de trabajo, desde las más diversas faenas agrícolas, pa-
distribuida en diferentes puntos del territorio:
sando por la cría de ganado, hasta los trabajos domésti-cos y urbanos.
"Después de la venta, los esclavos eran trasplantados en diferen-tes zonas costeras, donde se produjeron fenómenos de mestizaje
Según Cairati (2011: 122), "no se puede establecer con
biológico, social y cultural de los que proceden las actuales comu-
certidumbre la procedencia geográfica de los africanos
nidades afro-descendientes, en las regiones de Piura, Lambaye-
que llegaron al Virreinato del Perú". Pero los que lle-
que, Lima, Chincha, Pisco, Ica y Tacna" (Cairati 2011: 123).
garon es posible que hayan transitado a través de dos rutas. La primera era el camino costero hacia el norte
Obsérvese que en este segundo relato se menciona a Tac-
de Lima, lo que involucraba el circuito Lima – Tum-
na como centro receptor, pero no se cita a Arica, pese a
bes, pasando por todos los valles de la costa norte del
que esta segunda ciudad fuera el principal y más cercano
Perú. La segunda ruta transitaba por el camino costero
puerto de la capital provincial. Aún así, el texto nos permi-
hacia el sur, navegando entre Lima – Chincha (Puerto
te establecer dos informaciones centrales. La primera de
de Tambo de Mora), Pisco – Ica, Nazca – Arequipa –
el as guarda relación con el hecho de que la incorporación
Arica. Es probable que los primeros esclavos que entra-
dinámica y multifacética del africano a la sociedad colonial
ron al litoral del Pacífico fueran traídos directamente
peruana, ya profundamente pluriétnica desde su constitu-
de África Occidental (Whitten y Friedemann 1974),
ción inicial, fue entonces un hecho incuestionable.22
posiblemente de Mauritania, Senegambia y en la Costa del Oro (Klein 2010: 10-11). De ahí también procedían
21 Como discute Líbano-Soares (2002), la definición de las etnias
los esclavos que venían de la península Ibérica, que ya
de origen son parte del mismo proceso colonial de etnificación de
estaban "hispanizados" (cristianizados y hablando len-
los negros. En un número significativo de casos los africanos re-
guas románicas) y que fueron los primeros en llegar a
cibían como "origen" en los registros el nombre del puerto/ciudad
América (Klein 2010: 10).20 No obstante, a partir del
de donde habían partido en África. Estas clasificaciones étnicas
siglo XVII con el control asumido por los portugueses
son fruto de la misma "industria del tráfico".
22 Cabría matizar, no obstante, la magnitud de la esclavitud negra
en la costa del Congo, en Luanda y en demás regiones
en el Perú, observando que ahí se contó menos con la fuerza de
del occidente africano, se conoce que llegaron esclavos
trabajo africana que otros países latinoamericanos. Pues, "…a diferencia de Haití, el Perú no era una sociedad esclavista. La
20 A partir de 1530 los esclavos pasan a ser mandados directamen-
proporción de esclavos era muy inferior a la de sociedades como
te de África a las Américas, a través del puerto africano de San
Haití, Cuba o Brasil, y el aporte económico de la esclavitud, si bien
Tomé. Esto eliminaba el período de estadía de los esclavos en la
era importante, no representaba un interés vital para la economía
península Ibérica, y marca un fuerte cambio en la "industria es-
peruana. De todas maneras, la esclavitud en el Perú representaba
clavista", en la medida en que ésta se reviste de otros sistemas de
una fuente importante de ingresos y prestigio social (no sólo para
dominio por medio de la fuerza. Este cambio, a su vez, redujo los
las clases dominantes) y un mecanismo de control social altamen-
costes de la "exportación" de esclavos al nuevo mundo, poten-
te valorado por las elites, de manera que cualquier proyecto para
ciando los lucros de la empresa esclavista portuguesa y española
liquidarla era visto necesariamente como un ataque a la propiedad
(Klein 2010: 11).
y el orden social. Aunque hubo posturas contrarias a la esclavitud
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Por otro lado, la segunda de las informaciones que pode-
tado el criterio de que existió una cantidad considerable
mos destacar, se refiere a que Arica era parte de este con-
de población negra en Arica, basándose en la afirmación
texto de recepción de africanos en el Virreinato del Perú,
de que entre negros y mestizos de negros constituían el
conectada como estaba a las rutas de distribución de es-
58% de la población local (Wormald 1966 [1903]: 161).
clavos en la costa pacífica, estando funcionalmente ligada
Briones (1991 y 2004) afirma que el sur peruano y el
a centros importantes en aquel entonces, como Arequipa
norte chileno habrían concentrado una parte importante
y Tacna. En este sentido, el puerto de Arica estuvo aso-
de la población africana y afrodescendiente que aportó a
ciado a la trata de esclavos, y luego la zona urbana y rural
la costa pacífica, y que "dentro de este territorio destaca
de la ciudad jugaron un papel fundamental en cuanto a la
Arica que, por presentar condiciones climáticas especia-
entrada y asentamiento de las colectividades de africanos
les, fue una zona favorable para el asentamiento de pobla-
que han llegado al puerto ariqueño.
ción negra" (Briones 1991: 15).25 Aún sobre la numerosa presencia en Arica, comenta Artal (2011):
Coherentes con el propósito de visibilizar la importancia de la presencia afrodescendiente en este contexto arique-
"La población negra en Arica siempre fue numerosa. El año 1555
ño (tanto en la composición de las realidades coloniales,
Carlos V acordó al ex gobernador del Perú, licenciado Cristóbal
como en las nacionales), cabría preguntarse qué rol social
Vaca de Castro, en reconocimiento a los valiosos servicios pres-
ha jugado la presencia negra en Arica en lo que se refiere
tados a la Corona, la internación en ese país de 500 piezas de
a los procesos de formación de la sociedad civil local en
ébano libres de derechos. Tal merced constituyó un espléndido
la Colonia y después de el a, en el marco del Estado pe-
regalo, pues en esos años el impuesto de entrada por cada negro
ruano y también del Estado chileno. En este sentido, es
ascendía a 80 ducados, más el 6% sobre 160 pesos, valor en que,
posible dar seguimiento a registros documentales23 e in-
según parece, se estimaba el costo de la pieza. Pues bien, cuando
vestigaciones regionales que se han llevado a cabo sobre
se concedió dicho premio a Vaca de Castro, ya había en Perú más
la presencia africana en Arica, mayoritariamente, desde
de 1.200 negros distribuidos en varios sitios de la costa. Y uno de
perspectivas jurídicas (Rivera y Rubio 2012), históricas
esos sitios era Arica" (Artal 2011: 3).
(Briones 1991), turísticas, (Narváez 2008), patrimonia-les (Araya 1999), y arqueológicas (Galecio 2011).
Según Briones (1991), existió entre los años 1690 y 1740 un comercio dedicado exclusivamente a la compraventa
Estas investigaciones y documentos han vinculado los
de negros en la ciudad, el cual se habría ubicado en el Val e
africanos en Arica a la minería, a la agricultura, a las
de Lluta (en una de las salidas de la ciudad, en dirección al
labores manuales y a los servicios domésticos, entre
interior altiplánico). Este comercio habría estado a cargo
otras ocupaciones urbanas (Briones 1991: 12). Algunos
de Francisco Yáñez, Ambrosio Sánchez, Pedro Sabarburu
autores que han trabajado con los censos expuestos por
y Luis Carrasco, propietarios de los llamados "Criaderos
Wormald,24 como es el caso del de 1871, han fundamen-
de Negros". Estos "criaderos" consistían en negocios en los cuales se compraban mujeres y hombres negros a los
(generalmente en la forma de sugerencias en favor de una aboli-
que mantenían en cuarentena y encerraban en establos
ción gradual), no existió en el Perú un movimiento abolicionista
para que se reprodujeran. Luego el dueño de las "piezas",
sostenido, y mucho menos propuestas que pusieran a los propios
bautizaba a todas las criaturas nacidas con su apel ido,
esclavos en capacidad de decidir su futuro" (Aguirre 2005: 18-19).
23 Las principales fuentes de información sobre la presencia de afri-
inscribiéndolas con el nombre de su madre y agregan-
canos en Arica estaría recopilada en los Archivos Documentales
do que eran hijos de "padre desconocido". Los dueños
Vicente Dagnino, Universidad de Tarapacá, Arica. Informaciones muy relevantes pueden encontrarse también en el Archivo Regio-
25 Consideramos que las explicaciones de Briones acerca de las
nal de Tacna, en el Archivo Histórico de Lima, específicamente en
condiciones climáticas no son suficientes para asumirlas como
sus fondos Coloniales y Republicanos y en el Archivo Nacional
razones determinantes del asentamiento durante siglos de pobla-
Histórico de la ciudad de Santiago de Chile.
ciones africanas y de su descendencia en Arica. Valdría la pena
24 Alfredo Wormald Cruz fue un eminente historiador ariqueño que
rescatar la asunción de que existen factores económicos, políticos
investigó y publicó trabajos sobre la historia regional de Arica.
y sociales por detrás de la permanencia de africanos en la ciudad,
Entre ellos, algunos asociados a los censos de población de 1871 y
y que esto nos permita relativizar el determinismo ambiental
1876 de la ciudad.
como factor explicativo.
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Afroariqueños: configuraciones de un proceso histórico de presencia
y amos de estas "piezas" llegaban a realizar más de seis
de la abolición de la esclavitud- configuró un hábitat pro-
bautizos simultáneos y entre los niños no había más que
pio. Ejemplo de ello es el barrio negro conocido como
algunos meses de diferencia (Wormald 1966 [1903]: 159).
Lumbanga y los valles productivos de Lluta y Azapa, permaneciendo en estos espacios desde 1854 y hasta el
Pero la existencia y persistencia de estos "criaderos"
estallar del conflicto armado con Chile y Bolivia. Este
son objeto de debate entre estudiosos del tema. Entre
segmento de la sociedad civil ariqueña fue impactado
algunos historiadores santiaguinos e investigadores del
de manera sensible por los cambios sociopolíticos más
norte de Chile hay una aparente falta de consenso sobre
contundentes que sacudieron a esta zona en su incorpo-
su presencia en territorio ariqueño. La postura santia-
ración al territorio chileno y su transformación en terri-
guina es la de cuestionar la veracidad de la existencia de
torio fronterizo, ambos procesos asociados a la Guerra
los "Criaderos de Negros" y del mercado de esclavos de
Arica. Indagan también sobre la importancia numérica de esta presencia africana, en parte cuestionando los nú-
Así, los afroariqueños también lidiaron con las negocia-
meros censales presentados en el período en que Arica
ciones entre el Estado chileno y el peruano posteriores al
integraba la república peruana. Consideramos oportuno
conflicto y fueron unos de los protagonistas de las masi-
hacer referencia a que no hemos encontrado información
vas migraciones de ciudadanos peruanos hacia el sur de
en la literatura consultada que apoye la postura santia-
Perú, como resultado de la victoria de Chile. El predomi-
guina. Por otro lado, sí pudimos consignar que existen
nio chileno da inicio, simultáneamente, a la oficialización
antecedentes de investigaciones arqueológicas en suelo
del proceso de chilenización y blanqueamiento racial que
ariqueño de elaboración de dos expedientes técnicos para
tuvo lugar en el territorio (Urquhart 2008: 28). La guerra
la declaración de Monumentos Históricos, entre los que
tiene, en este contexto, un papel fundamental a la hora
se encuentra el Informe "Casa Criadero de Esclavos" en
de redimensionar las construcciones identitarias que im-
el sector de Molle Pampa, Val e de Lluta (Galecio 2011).
pactarían sobremanera a negros e indígenas en el Norte Grande. Sobre este particular, Díaz expresa:
Más al á de la existencia de los "criaderos", lo que sí po-demos observar es que la explotación de africanos en
"Arica posee una profundidad histórica que se amplifica en su
Arica siguió su rumbo hasta 1854, cuando se elimina for-
perspectiva temporal, mucho más al á de los episodios bélicos vin-
malmente la esclavitud negra en el Perú (Aguirre 2005:
culados a la Guerra del Pacífico y la correspondiente anexión del
18; Cairati 2011: 126). Pero ya antes de la abolición "una
territorio y sus gentes a la soberanía chilena. Lo que gravita la
parte de los negros esclavos del Virreinato en Arica fue-
debida reformulación de interrogantes que permitan problemati-
ron comprando su libertad" (Briones 1991: 8). Briones no
zar una sociedad local que posee una diversidad de historias, que
específica la manera en que esto ocurría, pero gracias a
se hunden en la ciudadanía peruana como entre las poblaciones
disposiciones legales asociadas al movimiento de inde-
indígenas andinas, en los afro-descendientes o en los migrantes
pendencia de las repúblicas latinoamericanas (poco des-
extranjeros, siendo un crisol donde confluyen identidades cultu-
pués de 1821), se emitió desde Lima la ley de "libertad
rales diversas" (Díaz 2010: 182).
de vientres" para todo el Perú (Cairati 2011: 126). La ley constituyó una de las razones concretas que legitimó el
Luego del Tratado de Ancón (1883) entre Chile y Perú,
nacimiento de afrodescendientes no esclavizados, que
que determinó el final de la guerra, se hicieron una se-
pasaron a desarrollarse como "trabajadores libres" en di-
rie de pactos asociados a la administración de Tacna y
versas ocupaciones en el ambiente rural y urbano. Tras la
Arica, que durante años quedó a cargo de Chile. Poco
abolición de la esclavitud, los africanos transitaron por
a poco, muchos de esos acuerdos fueron perdiendo
el período republicano peruano desempeñándose como
validez debido a los dilatados desencuentros entre las
pequeños propietarios de negocios, trabajadores asala-
partes. Dando paso a años en los que el poder burocrá-
riados y productores agrícolas.
tico y político chileno pudo operar en pro de un proceso de chilenización o de imposición de la "chilenidad" en
Lo que también habría que subrayar es que, en territorio
estos territorios, encargándose de manera particular,
ariqueño, la población afrodescendiente -antes y después
de "concientizar" y nacionalizar a la población local de
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Arica. Primero con fines electorales y luego para vali-
tendrá unos mismos lineamientos políticos hasta fines
dar el poder estatal chileno de manera permanente en
del siglo XX, con la vuelta del país a la democracia, tras el
el territorio. Dicho proceso operó a través de diversas
régimen dictatorial de Augusto Pinochet.
perspectivas que se resumen en la exaltación de los símbolos patrios, la aplicación de un ordenamiento ju-rídico, la instauración de su aparataje burocrático y mi-
D Configuraciones del reconocimiento
litar, y el sistema escolar. Curas párrocos o empleados
étnico en el estado chileno postdictadura
civiles, operaron (al parecer) bajo la lógica de "integrar a todos", y mediante cualquier método, a la comunidad
La transición del período dictatorial hacia la democracia
imaginada chilena.
en Chile ha marcado la pauta de una nueva política de "integración" de la diversidad étnica. Se observa así un
Los resultados de esto se pueden observar en el peso na-
giro desde la mirada históricamente asimilacionista con
cionalista que se manifiesta e impone y que todos com-
que el Estado chileno planteó la presencia (e invisibiliza-
prenden y aceptan como parte de la sociedad fronteriza, a
ción) de sus comunidades indígenas, hacia un posicio-
pesar de los múltiples enfrentamientos que originó entre
namiento que define, aunque con ciertas incoherencias
bandos peruanos y pro chilenos, así como en las fuertes
argumentativas, un multiculturalismo constitutivo de
oleadas migratorias hacia Perú por estos años (Araya
los contenidos identitarios de la nación (Boccara y Bo-
2010: 14-15). Este proceso inaugura históricamente un
lados 2010: 652). Este giro en cómo el Estado chileno
nuevo período de invisibilidad para los afrodescendien-
plantea el
paradigma étnico nacional (Segato 2007) incide
tes en Arica, en la medida en que la integración nacional
en las políticas públicas que, desde fines de la década de
de la ciudad a Chile fue asumida como necesariamente
1980, marcan la pauta de los gobiernos postdictadura
conectada a la chilenización de las gentes que al í vivían
(Boccara y Bolados 2010: 653).
y de su adhesión prioritaria al reconocimiento identitario chileno, antes que étnico (ya fuera esta etnicidad africana
Hablamos de "incoherencias argumentativas" de esta
o indígena). Aquí también vemos entrecruzarse clara-
asunción multicultural de la identidad nacional en Chile
mente los dos principios de control y jerarquía: por un
refiriéndonos a que el proceso, en gran medida, ha des-
lado, la lógica colonial de dominio del otro conquistado;
plazado al debate desde un eje que lo posiciona como una
y por otro la lógica de la construcción de la mitología de
cuestión de derechos y de justicia social, hacia una retó-
unidad nacional.
rica que reifica la diferencia y diversidad como elemen-tos de orden cultural. Pero con una lectura de lo cultural
Con base en los planteamientos anteriores, podemos ob-
apremiada por cierto esencialismo, constituyendo lo po-
servar que la presencia afroariqueña y su papel en lo que
lítico como supuestamente ajeno a esta construcción:
Díaz (2010: 182) denomina la "confluencia de identida-des diversas" en Arica, se constituye como un elemento
"Definiendo en una sola palabra de aparente sencil ez este nuevo
fundamental para comprender la manera como, en la lo-
marco socio-ideológico y jurídico-institucional, el multiculturalis-
calidad, han coincidido una lógica colonial de jerarquía
mo se ha instalado con fuerza en la arena pública. Los problemas
racial y una lógica nacionalista de invisibilización de la
sociales se declinan desde ahora en clave étnica. La cultura ha
diversidad sociocultural. Esto suscita, a su vez, cuestio-
l egado a ser una categoría central del discurso público y deter-
nar y redimensionar el significado que tiene el actual mo-
minante en la construcción de las identidades sociales y políticas.
vimiento por el reconocimiento en Chile de una etnicidad
Nuevos rituales públicos y un nuevo régimen visual contribuyen
afroariqueña. Habría que comprender su desarrollo his-
a fabricar la imagen de un Chile plural pero unido" (Boccara y
tórico como un conflicto entre jerarquías sociales, econó-
Bolados 2010: 652).
micas y raciales y formas modernas a partir de las cuales las fronteras nacionales fueron redibujadas en la triple
Este reconocimiento de unas identidades étnicas como
frontera andina. En gran medida, se puede decir que esta
formas "de la cultura en su diversidad" implica y condi-
perspectiva asimilacionista que ha jugado el Estado chile-
ciona una lectura esencialista en cuanto tensiona los gru-
no en el Norte Grande desde la Guerra del Pacífico man-
pos sociales a presentar su supuesta diferencia como una
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Afroariqueños: configuraciones de un proceso histórico de presencia
que puede identificarse a través de rasgos culturales esta-
recho a la diferencia (Parekh 2000: 270-271).27 Y, final-
ques. Como una diferencia observable en las formas de
mente, habría una tercera postura: aquella que niega la
vestir, hablar, vivir, cultivar, en prácticas sociales, econó-
posibilidad de que las diferencias sean democráticamen-
micas y en rituales (religiosos o no).26 Simultáneamente,
te incorporadas; lo que plantea la imposibilidad de una
este proceso provoca que toda lucha por derechos por
constitución del principio de derecho ciudadano que no
parte de los grupos indígenas sea entendida como "una
tienda a, o que no se constituya a partir de, la homoge-
lucha de minorías étnicas", desviación peligrosa sobre la
neidad como valor fundador. Esta postura encuentra su
que muchos autores han alertado, visibilizando los des-
más claro argumento en la obra de Samuel Huntington
enlaces de la acción política de las comunidades, especial-
(Grimson 2011: 75).
mente las mapuche, en Chile (Román 2010: 31; Vergara y Foerster 2002: 36).
La postura chilena, en este marco de debates, tendió, desde la democratización del país, al reconocimiento del
Este proceso de reconocimiento, en partes, corresponde
derecho a la diferencia como uno que se restringe a las
a una respuesta del Estado chileno a un debate que, en
minorías. Esto, claro está, desplazó el replanteamiento
los años 90, atingió la esfera global. La asunción de la
del debate sobre los límites y caducidad de la ideología
inexorabilidad de la aceleración de los flujos -de gentes,
de homogeneidad constitutiva que sedimenta la cohesión
mercancías, conocimientos, formas de ser y de estar-
imaginada del paradigma de la identidad nacional chile-
en el mundo, suscitó la discusión sobre la necesidad de
na. Un debate que Chile viene postergando y evitando y
redimensionar la relación de los Estados democráticos
que afecta no solamente los grupos étnicos internos, sino
modernos con la diversidad. Lo que se refiere no sola-
también la forma como el país recibe a los migrantes in-
mente a la ruptura de ciertas imágenes modernas de la
ternacionales (Stefoni 2005: 265-266).
homogeneidad, sino que también se refiere a la crecien-te capitalización de la diversidad cultural y étnica como
Esta incorporación de los derechos de las "minorías" a
objeto de consumo y de circulación global (Comaroff y
la diferencia se materializó a través dos mecanismos
centrales: un cambio constitucional, por un lado, y un cambio en cómo se cuenta y caracteriza, en los censos
Este debate dio paso a tres posturas políticas centrales.
nacionales, la población del país. Los dos mecanismos
La primera de ellas, es aquel a que aboga por la necesi-
son representativos del lenguaje del Estado chileno, de
dad de reformular los derechos de ciudadanía, ahora
una cierta centralidad puesta sobre la formalización legal
asumiéndolos como poliétnicos y universalizando la di-
y numérica de aquello que la nación reconoce.
ferencia como principio axiomático constitutivo de los Estados (Kymlicka 1995: 180-181). En segundo lugar,
El primero de los mecanismos, el legal, se refiere a la
emerge la postura que aboga por la creación, en el marco
aprobación de la Ley 19.253, de 1993, a través de la cual
de los Estados-nacionales, de derechos exclusivos para
el Estado reconoció la existencia del pluralismo cultural
las minorías, lo que permitiría generar -incluso con la
en territorio nacional (Boccara y Seguel-Boccara 2005),
mantención parcial del marco normativo moderno que
reconociendo los grupos étnicos internos como compo-
proyecta los derechos de ciudadanía a partir de nociones
nentes de la nación. Esto, en parte, reincide en el com-
de homogeneidad- la garantía del cumplimiento del de-
promiso asumido por Chile con la firma y ratificación de convenios y tratados internacionales que sientan las
26 Esta instrumentalización política del performance de lo cultu-
bases de la posibilidad de autorreconocimiento de los
ral, y por ende de la identidad, aún potenciando la emergencia de
pueblos indígenas y de su derecho al respeto a la diferen-
cierta cohesión política por parte de grupos indígenas y afrodes-
cia y especificidad cultural.28 Se puede decir que la ley ha
cendientes a los que el Estado hizo caso omiso por tanto tiempo, también conlleva ciertos riesgos en la medida en que reproduce principios modernos de identificación potencialmente violentos
27 Para un discurso de defensa de esta postura en Chile, véase por
hacia la diversidad interna de los grupos. Para un debate sobre las
ejemplo Sierra (2003).
potencialidades y límites de este uso instrumental de la cultura,
28 Entre ellos, la Declaración de los Derechos Humanos (UDHR
véase Grimson (2011: 135-170).
1947/48), firmada y ratificada por Chile en 1948; y el Convenio
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potenciado la organización indígena, la lucha por la au-
limitaciones, y no sin cierta contradicción inherente, el
todeterminación, a la vez que ha impulsado procesos de
proceso de promulgación de la ley y el reconocimiento de
etnogénesis (Gundermann y Vergara 2009: 124), lo que
la etnicidad indígena en el censo nacional son los factores
ha significado un intento de responder a las ansiedades
que mueven la organización política en las comunidades
de "diferenciación cultural" que el mismo marco norma-
afrodescendientes de Arica. La posibilidad jurídica y for-
tivo plantea.
mal de un reconocimiento como grupo minoritario actúa como catalizador político, ayudando a condensar alrede-
El segundo de los mecanismos, se refiere a la inclusión
dor de un discurso más o menos acotado la causa de los
de la autoidentificación étnica como parte de los datos
movimientos afroariqueños. Y es así que diversas asocia-
computados por el censo nacional, lo que ha representa-
ciones se forman en Arica, centralizando sus discursos
do un reconocimiento numérico y formal de la existencia
en la demanda por la inclusión de la identidad afrochilena
de grupos indígenas en Chile.29 La inclusión ocurrió ya
en la variable de etnicidad del censo nacional. En el apar-
en el censo llevado a cabo en 1992, pero reproduciendo
tado que sigue presentamos tres de estos movimientos.
problemas de orden conceptual no menores en relación a la posibilidad de adscripción de los sujetos entrevistados (Gundermann
et al. 2005).
D Configuraciones de una demanda política: los afrodescendientes en arica
En relación a estas dos formalizaciones de la cuestión del derecho a minorías en Chile, quisiéramos subrayar que,
En la actualidad existen en Arica una serie de organiza-
pese a sus limitaciones operativas y conceptuales, ellas
ciones de afroariqueños, entre las cuales podemos contar
han logrado potenciar cierta cohesión política por parte
la ONG Oro Negro (fundada en 2001), la organización
de las comunidades indígenas. Pero, innegablemente,
Lumbanga (fundada en 2003) y la Agrupación de Muje-
este proceso se ha desarrol ado reproduciendo la invisi-
res Hijas de Azapa (Fundada en 2012). Estas organiza-
bilidad de los otros grupos étnicos que pudieran postular
ciones han ido forjando un discurso político y una serie
a su reconocimiento como "colectivos culturales mino-
de movilizaciones colectivas alrededor de la lucha por el
ritarios". Nos referimos a que tanto en la ley de 1993,
reconocimiento como grupo étnico ante el Estado, contra
como en el mismo censo, no se ha planteado la cuestión
la discriminación, y abogando por la inclusión de la varia-
afrodescendiente. Se ha reproducido así la invisibilidad
ble afrodescendiente en el censo nacional.
que estos grupos han sufrido en el marco de la repúbli-ca chilena desde su fundación.30 Pero, más al á de estas
Como nos ha comentado Marta Salgado, presidenta de Oro Negro, los movimientos vinculan muy claramen-
169 de la OIT, firmado y ratificado por Chile en 2008, que regula
te la necesidad del reconocimiento numérico censal de
el auto-reconocimiento de pueblos indígenas, garantizando dere-
los afroariqueños a la formalización estatal del recono-
chos fundamentales a estos pueblos.
cimiento de su etnicidad. Y lo entienden como un paso
29 La simbología de los números en los Estados-nacionales no es
previo a la materialización de nuevas estrategias de cons-
mero detalle. Las estrategias de numeración constituyen meca-
trucción de políticas públicas que permitan visualizar la
nismos centrales de conformación de los proyectos nacionales,
presencia afro en Arica y en Chile:
ayudando a forjar "identidades comunitarias y nacionalistas que de hecho fueron instituidas por el colonialismo" (Appadu-rai 2004: 117). Numerar gentes y espacios es una una tecnología
"Estuvimos en la Intendencia protestando, tocando tambores,
simbólica del poder usada en la conformación del Estado como
salimos a los barrios a llevar encuestas [para ser aplicadas a
una comunidad imaginada. Es indisociable de la manera como
los afrodescendientes]
hasta conseguir con el gobierno regio-
la nación proyecta sus dominios, sus pertenencias y sus "otros"
nal la aprobación de un proyecto de 166 mil ones de pesos, que
(internos y externos).
no es menor, para hacer ese estudio ¿Por qué queríamos que lo
"En Chile republicano se suprimieron de los censos y estadísti-
hiciera el INE [Instituto Nacional de Estadísticas]
? Porque
cas oficiales preguntas que permitieran identificar a los grupos humanos que hoy se conocen como afro-descendientes y que du-
técnicamente está refrendado su trabajo (…)
¡Y con esos datos!
rante la colonia se identificaron como negros y mulatos principal-
Son los datos duros para poder construir las políticas públicas que
mente" (Corporación Participa 2012: 30).
nosotros queremos. Nosotros aspiramos con este estudio primero
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Afroariqueños: configuraciones de un proceso histórico de presencia
que todo obtener una oficina de gobierno aquí en Arica, que a lo
"Creo que si bien se avanza en el tema cultural, nos hemos que-
mejor tenga dependencia de la Intendencia Regional, para poder
dado un poco pegados en hacer só
lo eso. Es importante man-
empezar a trabajar programas que tengan que ver con salud, con
tener este tema cultural pero hay que avanzar también en qué
estudios, implementar en los currículos escolares el tema de los
estamos haciendo después de haber tenido una caracterización
afrodescendientes de Arica como una cátedra" (Entrevista a
o estudio que hizo la Alianza Afrodescendiente y saber que tene-
Marta Salgado. Arica, noviembre 2013).
mos afrodescendientes viviendo en situación de pobreza, sin agua por ejemplo. […]
Ése es importante porque ahí se hizo un estudio
La incidencia política que van alcanzando los movi-
de todas las que se reconocen, por lo menos los miembros que se
mientos y agrupaciones de afrodescendientes en Arica
identifican como afrodescendientes, reconocer qué
tipo de trabajo
en torno a su especificidad étnico-cultural es un punto
tenían… igual que el censo nacional, similar pero para personas
central en lo que se refiere a la actualización de ciertas
afrodescendientes, los que nosotros sabíamos que eran afrodes-
demandas históricas, profundamente vinculadas a es-
cendientes. Justamente cuando hablamos de políticas públicas no
tructuras de larga duración, las jerarquías raciales del
hemos desarrol ado a lo mejor un trabajo que llegue hoy a el os,
colonialismo en América Latina, así como los proce-
más al á que el baile y la cultura" (Entrevista a Rodrigo Tole-
sos de incorporación desigual de negros, indígenas y
do. Oro Negro. Arica, noviembre 2013).
mestizos al proyecto nacional tras las guerras del siglo XIX. En el discurso de los participantes se aprecia muy
Sólo teniendo en cuenta estos objetivos -esta enuncia-
claramente una tensión entre darle materialidad a una
ción de la necesaria complementariedad entre la identi-
"cultura identitaria afro" -expresada a partir de los bai-
dad como forma cultural y como proyecto político- por
les, comidas, danzas- y la necesidad de superar esta di-
parte de las organizaciones afroariqueñas, podemos
mensión de expresión cultural de la diferencia en pos de
comprender sus demandas y su incidencia frente al Esta-
una construcción política de derechos. Simultáneamen-
do y a la lucha por la igualdad de derechos, visibilizando
te, vemos, en el discurso de los participantes de estos
la participación de los grupos étnicos en Chile, rompien-
movimientos, la explicación de cómo el reconocimiento
do el mito de la "no presencia" de la comunidad afro-
hacia las etnias indígenas ha impactado las proyecciones
descendiente en el país. En este sentido, algunas de las
actuaciones de las organizaciones afroariqueñas ilustran muy claramente la dimensión histórica y política de sus
"A corto plazo, [nuestro objetivo es]
sensibilizar a la población
demandas, permitiéndonos entender que el diálogo que
sobre la cultura afroariqueña: sea danza, el tema culinario, cos-
inician con el Estado tiene una dimensión de crítica a los
tumbres, artesanía… todo lo que tiene que ver con sensibilizar. Y
paradigmas étnicos (Segato 1999 y 2007) incorporados por
al largo plazo ser reconocidos por el Estado chileno. Pero también
el discurso de la identidad nacional chilena.
que el Estado visualice que existe una población afrodescendiente en Chile. Así como el os visualizan que existen los rapanuis, que
Un ejemplo de este tipo de encuentro lo protagonizó
existen los quechuas, que existen los diaguitas, que son poquitos
Oro Negro, primera organización no gubernamen-
que quedan. Nosotros le pedimos al Estado que así como recono-
tal, sin fines de lucro, de afrodescendientes en Chile.
ce a estos ciudadanos, también reconozca a los afrodescendientes
Su primera aparición pública ocurrió el 2000, en la
que están en este país" (Entrevista a Laura Zegarra. Lum-
Conferencia Regional sobre Discriminación y Racismo
banga. Arica, noviembre 2013).
realizada en el edificio Diego Portales, en Santiago. En esa ocasión, el presidente de la república de Chile negó
Pero es justamente en el sentido de superar la estrate-
categóricamente la existencia de afrodescendientes en
gia de culturalización
per se de la cuestión afro que se
el país. Acto seguido se presentaron delante de él los
enuncia la centralidad de la estrategia de cuantificación
socios fundadores de Oro Negro, todos ellos autoiden-
de la población afrochilena en el censo. Acá, el reconoci-
tificados como afroariqueños, escenificando en esa oca-
miento numérico aparece como un puente que permite
sión un fuerte enfrentamiento simbólico. Su presencia
superar las proyecciones "de corto plazo" -de expresión
en el acto desafió al presidente a decirles, cara a cara,
pública de lo cultural-, hacia demandas por igualdad de
que no había afrodescendientes en el país. La sencillez
derechos sociales:
de este acto de autopresentación conlleva a una postura
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política compleja, en la medida en que rompe tácita-
Lo que es interesante también, en términos de este pro-
mente el juego de invisibilización que desde el Estado
ceso de emergencia de un sentimiento de lucha por una
se reproduce, a la par que afecta de modo muy directo
identidad étnica, se refiere al hecho de que este proceso
el mito de homogeneidad en que se basa el paradigma
se conforma como una doble conciencia política: interna
étnico chileno, y que sedimenta también el modo es-
y externa a la nación. En términos de potenciar la enun-
pecífico en que, desde el centro del país, se plantea la
ciación de la identidad afro como realidad política, los
incorporación de Arica como zona fronteriza.
líderes de organizaciones afrochilenas son activos parti-cipantes en eventos de carácter internacional y en grupos
Este acto de presentación funcionó como un catalizador
de generación de pensamiento crítico respecto a las rea-
del movimiento encabezado por Oro Negro, sirviendo
lidades de las comunidades afrodescendientes en el con-
como punto de partida de la actuación del colectivo. Ya
texto sudamericano. Esto denota la construcción de una
en abril de 2001 la organización fue oficialmente fun-
forma de enunciar la cuestión que recupera, construye (y
dada, adquiriendo personalidad jurídica. Este momento
en algunos casos re-inventa) un sentido de experiencia
marca el inicio del desarrollo de un discurso sobre el sen-
diaspórica compartida por afro-descendientes en dife-
timiento de autoidentificación étnico, ahora expresado a
rentes partes del continente.
modo de lucha por los derechos, trastocando el mismo concepto de una inclusión de los grupos "minoritarios"
Aquí, la enunciación política se encuentra con dos sen-
entendida como un mero reconocimiento a su derecho a
tidos de reflexión histórica: la que se refiere al caso es-
la diferencia cultural:
pecífico de los africanos en Arica y en Chile, y la que reinterpreta esta realidad en un marco histórico más
"Los principales objetivos de esta organización son: 1- Lograr
amplio. Simultáneamente, se recupera el imperativo de
el reconocimiento político y social de los afro-descendientes de
un proyecto de enunciación que haga factible la exis-
Chile. 2- Rescatar y difundir las raíces culturales de los afro-des-
tencia de una identidad afrochilena para nuevas gene-
cendientes. 3- Luchar contra la xenofobia, el racismo y todas las
raciones. Opera un principio de etnicidad proyectado
formas de intolerancia. 4- Capacitar y facilitar la participación
doblemente como un "pasado diaspórico" y como un
directa de los afro-descendientes en áreas como: Salud, Educa-
"futuro de identidad":
ción, Participación Ciudadana, Artes y Deportes. 5- Proteger a los afro-descendientes en materias sociales como: Salud, Educa-
"Nosotros somos una cultura viva y entonces necesitamos hoy
ción, Alimentación, Vivienda, trabajo y Discriminación" (Del
día ese apoyo. Nosotros como Chile hemos empezado muy tarde
Canto 2003: 85).
este trabajo, pero sin embargo en 12 ó
13 años hemos avanzado mucho con respecto a otros compañeros a nivel internacional con
En el ámbito regional chileno, han sido recibidos por
los que trabajamos en Mundo Afro, de Uruguay, con Sergio Eco,
autoridades locales, intendentes y gobernadores en la
de Honduras… tenemos relacionamiento con Paraguay, estamos
ciudad de Arica. Se realizaron reuniones con parlamen-
trabajando con una ONG de Chile que es CEDEPU que tiene
tarios y con el Secretario Regional Ministerial del Mi-
relacionamiento con África, Guinea Ecuatorial. Entonces hay
nisterio de Planificación y Cooperación de Chile. Han
mucho contacto, trabajamos con la Embajada de Marruecos,
trabajado además con la Organización Participa y se
estamos haciendo muchas cosas, quizás a lo mejor nos falta ca-
hicieron presentes en debates académicos, como es el
carear más pero no es é
sa la idea tampoco, sino ir lentamente
caso del Congreso Nacional de Antropología (Arica, no-
construyendo un proyecto futuro de identidad para las personas,
viembre de 2013). En este último evento, acompañada de
para las nuevas generaciones, porque yo les digo a los jóvenes: los
otras organizaciones afrodescendientes y del Colegio de
viejos ya vivimos lo que teníamos que vivir, el proyecto es para
Antropólogos, Oro Negro realizó un foro de debate so-
las nuevas generaciones" (Entrevista a Marta Salgado. Arica,
bre la realidad de los afro-descendientes en Chile. Aquí
noviembre 2013).
se constata cómo la enunciación política se va constru-yendo de manera transversal desde diferentes formas de
Como nos hace ver el relato de Marta Salgado, Oro Ne-
discurso, legitimando a diferentes niveles la defensa de
gro se encuentra inserta en redes nacionales e internacio-
una etnicidad afroariqueña.
nales, como es el caso de la Alianza Afrodescendiente, la
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Afroariqueños: configuraciones de un proceso histórico de presencia
Organización Participa (y su red Incide), el Grupo Barlo-
Sobre la importancia de la memoria, Cristian Báez, uno
vento. Este último es liderado por Sheila Walker, quien
de los líderes de Lumbanga, comenta:
compiló la edición boliviana -con el apoyo del PIEB-31 del libro
Conocimiento desde adentro, en que los afrosura-
"Había un tema de una africanización [en Arica]
que no era perti-
mericanos relatan sus problemáticas.32 Paralelamente se
nente a nosotros. Había todo un espectáculo de lo afro, de los afros,
establecieron contactos con los organizadores del Semi-
pero no había una investigación profunda de donde están los abuelos
nario Afroamérica, quienes firmaron una carta apoyando
y de los abuelos: había que investigarlos. O sea, había que entrevis-
la inclusión de los afroariqueños en el Censo 2012, lo que
tarlos, estaban vivos. […]
Tenemos abuelos que están todavía, tene-
finalmente no ocurrió.
mos abuelos. […] [Hay en Lumbanga]
un sentido más ancestral de buscar a los abuelos y ahí buscamos a las familias emblemáticas: los
Lumbanga es otra de las organizaciones de carácter cul-
Corbacho, los Baluarte, los Ríos… y los Bravo. [Familias que es-
tural y social que ha logrado una dinamización comuni-
tán]
en Azapa algunos y acá también [en la ciudad].
Y los Quinta-
taria en torno a la causa afrodescendiente. En sintonía
na… La familia Quintana. Esas son las familias más antiguas. […]
con lo que también postula Oro Negro, su objetivo fun-
que nosotros convocamos, que sabíamos que eran representativas
damental es buscar el reconocimiento político, cultural y
[…]
Entonces invitamos, y que participaron en Lumbanga" (Entre-
jurídico de los afrodescendientes en Chile y a nivel inter-
vista a Cristian Báez. Arica, noviembre 2013).
nacional. Una vez más, la inclusión de la variable afrodes-cendiente/negro en el censo chileno aparece como causa
Esta misma postura aparece en obras publicadas por Báez
aglutinadora. Un segundo ámbito de cohesión política de
en las que explicita este giro hacia la memoria, hacia las
la organización se refiere a la elaboración de una ley de
redes de parentesco y hacia "los abuelos" como eje consti-
reconocimiento de la etnia afrodescendiente en Chile.
tutivo del sentido de etnicidad afro que, desde Lumbanga, se quiere impulsar:
Pero acá emerge también una interesante dimensión re-lacionada al reconocimiento de la "cultura" y del "patri-
"Reconstruir la memoria para una comunidad africana es la clave
monio cultural" como bienes específicos a partir de los
del desarrol o actual y su futuro, donde, de acuerdo a su historia,
cuáles el grupo puede ganar reconocimiento frente al
las comunidades pueden mirar el porvenir con mayor esperanza.
Estado, frente a las demás comunidades locales de Arica
A su vez, es posible argumentar la gran discriminación racial en
y, no menos, en la esfera global, en la medida en que este
la estructura social en este país desde que es república, lo que se
patrimonio puede servir de cabida al desarrollo de pro-
evidencia en el ocultamiento e invisibilización del pueblo afro-
yectos de turismo cultural internacional.
chileno" (Báez 2012: 15).
De esta manera, vienen enunciando su interés en el ám-
Dentro de los principales logros de Lumbanga, se en-
bito de lo patrimonial, por recuperar los valores asocia-
cuentran la elaboración de un plan piloto en el que 480
dos a la artesanía en totora,33 el patrimonio gastronómico
familias de la Región de Arica y Parinacota fueron con-
afroariqueño y la celebración musical de festividades pa-
sultadas sobre su eventual pertenencia a la etnia afro-
ganas y religiosas, destacando también la elaboración del
descendiente (realizado en octubre de 2009). También
recorrido turístico-educativo "La Ruta del Esclavo", que,
han articulado la instalación de una oficina municipal de
curiosamente, es reconocida por el Estado, habiendo re-
desarrollo afrodescendiente en la comuna de Arica (julio
cibido el título de Ruta Patrimonial de Chile. El patrimo-nio cultural y la memoria pasan a integrar un pilar central
de 2010). Y en relación al censo 2012, articularon la posi-
del proceso de enunciación del reconocimiento étnico.
bilidad de que una vez finalizada la ejecución del mismo, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) realizara un
31 Programa de Investigación Estratégica en Bolivia.
estudio de caracterización de la etnia afrodescendiente de
32 En este libro, Marta Salgado tuvo a su cargo la redacción del capí-
Arica (octubre de 2011).34
tulo referente a Chile.
33 La totora (
Typha angustifolia) es una planta acuática, un tipo de
junco que puede alcanzar una altura de tres y hasta cuatro metros
34 Dicho estudio se está concluyendo en estos momentos y la entrega
por encima del agua y que se utiliza para confeccionar artesanía.
de los resultados está previsto para diciembre de 2014.
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Un tercer colectivo es la Agrupación de Mujeres Hijas
descendientes.35 En ese sentido es oportuno mencionar,
de Azapa, que surge en el año 2012 y que representa a
como ejemplo, el discurso enunciado por Patricia Casti-
las mujeres rurales afrodescendientes chilenas. Ellas se
llo, directora del Sistema de Bibliotecas de la Universidad
han organizado con la intención de incidir políticamen-
de Tarapacá (UTA-Arica), con motivo de la presentación
te frente al poco interés a nivel estatal y de las organi-
del libro
Afrochilenos. Una historia oculta, de Marta Salgado
zaciones regionales, por brindar respuestas acertadas a
(2013), fundadora de la ONG Oro Negro. En la ocasión,
los problemas relacionados con la vida rural de la comu-
Castil o refería que:
nidad de mujeres y hombres afrodescendientes. Alegan que las mujeres rurales afrodescendientes han estableci-
"Se trata de una temática urgente. Nuestra ascendencia es múlti-
do desde siempre una estrecha relación con la tierra, que
ple, sobre todo acá en la región. No me cabe duda que la multicul-
les ha permitido sobrevivir y sostener a sus familias a lo
turalidad hace más rico a un espacio definido. La historia de los
largo del tiempo. Aquí, la enunciación de la identidad
afro-descendientes la debe conocer la comunidad nacional, y qué
étnica está transversalmente construida por una dimen-
mejor que partir por Arica" (www.uta.cl 2013).
sión de género, a la vez que asociada a unos principios de identificación con la labor rural que no son centrales para las organizaciones afrodescendientes radicadas en
D Consideraciones finales: los movimientos
el contexto urbano ariqueño. En este sentido, el colec-
afroariqueños en sus cuatro
tivo nos permite observar cómo la narración sobre las
matrices identitarias del proceso étnico no es ni homo-génea ni estática, sino que involucra diferentes maneras
El relato histórico construido subraya puntos esenciales
de entender la necesidad de reconocimiento frente al
para entender la realidad de la población afroariqueña
en su lucha por su reconocimiento étnico ante el Estado chileno. Para ello se expusieron elementos que ayudan a
Las Mujeres Hijas de Azapa plantean la necesidad actual
visibilizar procesos silenciados sobre la presencia africa-
de incidir políticamente en cuanto a la implementación
na en Latinoamérica. Además de referirse al racismo con
de políticas públicas: que éstas se encarguen de la protec-
el que las comunidades diaspóricas afrodescendientes
ción de su territorio, considerándolo no solamente desde
han tenido que lidiar, elementos que resultan comunes
el punto de vista legal, sino también económico. Emerge
en la región.
el discurso de la vinculación entre el territorio y la sub-sistencia y reproducción del grupo étnico; lo que dirige
Se abordaron a grandes rasgos las dimensiones y carac-
el discurso directamente a un sentido de permanencia
terísticas del tráfico negrero hacia las Américas y la pre-
histórica en el espacio. De esta manera, la enunciación
sencia africana en Arica desde la época virreinal peruana
del reconocimiento identitario aparece de la mano de la
hasta la república chilena. Todo esto para cuestionar y
promoción del rescate y protección de las "tradiciones",
redimensionar la génesis, las continuidades y rupturas
de la "flora y fauna" y de una centralización de la dimen-
que ha tenido el actual movimiento de reconocimiento
sión ancestral de sus tierras.
y reivindicación étnica afroariqueña en Chile. En sín-tesis, hemos trabajado la construcción de una deman-
Las tres organizaciones que mencionamos tienen una
da de reconocimiento étnico por parte de la población
importante capacidad de convocatoria, incidiendo en la
afroariqueña a partir de cuatro
configuraciones históricas,
reunión de figuras del mundo político regional en insti-tuciones académicas como la Universidad de Tarapacá.
35 Así empezaron a ganar reconocimiento en el contexto latinoa-
Cada vez aparecen más producciones textuales creadas
mericano junto a otras organizaciones afrodescendientes. Ejem-
por afrodescendientes, lo que se inserta en un movi-
plo de esta puesta en papel de las concepciones políticas de los
miento colectivo de visibilización del grupo. Simultánea-
grupos es el libro
Lumbanga: memorias orales de la cultura afrochilena (Báez 2012), y
Oro Negro: una aproximación a la presencia de comuni-
mente, las redes tejidas a nivel nacional e internacional
dades afro-descendientes en la ciudad de Arica y el Val e de Azapa (Del
les permiten participar de iniciativas que incluyen la
Canto 2003). Hay que mencionar además el libro
Afrochilenos. Una
producción de textos por parte de investigadores afro-
historia oculta (Salgado 2013).
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Afroariqueños: configuraciones de un proceso histórico de presencia
todas ellas referentes a modos de operación de proce-
es la emitente constitución de la lucha por una identidad
sos de ocultamiento e invisibilidad de la contribución e
afroariqueña (lucha que inventa a la vez que recupera esta
importancia de la presencia afrodescendiente: una perti-
misma identidad), toman forma a partir del entrecruza-
nente a su ocultamiento en la constitución de un sistema
miento de "lo cultural" con los procesos de poder. De ahí
mundo moderno; otra vinculada a su marginalidad en el
que autores como Comaroff y Comaroff definan la cul-
proceso colonial andino; una tercera referente a su silen-
ciamiento en el proceso de transición de los territorios al sur de la república del Perú a la nación chilena, y un
"El espacio de prácticas significantes, el terreno semántico en el
cuarto momento histórico, en el que esta invisibilidad es
que los seres humanos buscan construir y representar a sí mismo
percibida por los propios agentes afrodescendientes, con
y a los otros -y por ende, la sociedad y la historia-. Como esto su-
la emergencia de una demanda política por el fin de la
giere, [la cultura]
no es un recipiente de mensajes, un repertorio
de signos a ser desplegados a través de una pantal a mental neu-tral. El a es forma, a la vez que contenido; nace de la acción así
En el apartado "Configuraciones del reconocimiento
como del pensamiento; es un producto de la creatividad humana
étnico en el estado chileno postdictadura", discutimos
así como también de la mímesis; y, más al á de todo esto, es em-
cómo la posibilidad de que esta demanda sea enuncia-
poderada. Pero no es empoderada de la misma manera, o todo el
da se vincula no solamente a los procesos de concien-
tiempo" (Comaroff y Comaroff 1991: 21-22).36
cia política de las comunidades afroariqueñas, sino que se enmarca en un cambio de construcción del discurso
El poder de acción de un grupo social aparece en este
político sobre la diversidad. Un cambio que impacta a
"entrecruzamiento" como una intersección entre las res-
Chile de forma puntual y específica en los años 90, en el
tricciones estructurales (económicas, políticas, e incluso
marco de la democratización del país. En el contexto chi-
culturales), y la "relativa capacidad de los seres humanos
leno, el reconocimiento de la diversidad constitutiva de
de dar forma a las acciones y percepciones de los demás
lo nacional toma la forma jurídica de un reconocimiento
ejerciendo control sobre la producción, circulación y con-
multicultural del derecho a la diferencia por parte de las
sumo de los signos y objetos" (Comaroff y Comaroff 1991:
"minorías". Un reconocimiento que implica la expresión
22). Esto sería el poder en su dimensión de agencia, lo que
por parte de estas minorías de su diversidad en cuanto
siempre hará referencia al "comando l evado a cabo por los
"cultura propia", lo que ha promovido, en gran medida, el
seres humanos en contextos históricos específicos", en los
vaciamiento del debate estatal sobre el contenido político
que, normalmente, encontramos un orden hegemónico
de esta diversidad, y la marginación de los debates sobre
respecto de cómo lo cultural y la agencia política debieran
los derechos sociales y políticos que el reconocimiento de
entenderse. Este orden, que es constituido a modo de la
estas diversidades internas debiera conllevar.
validación de "signos y prácticas, relaciones y distinciones, imágenes y epistemologías -dibujado a partir de un campo
Lo que hemos observado en el discurso de los integran-
cultural históricamente situado- se convierte en algo que
tes de los movimiento afrodescendientes de Arica es,
se toma por sentado" (Comaroff y Comaroff 1991: 23).37
por otro lado, una conciencia de la necesidad de superar este mismo determinismo cultural. Una necesidad de
En gran medida, la recuperación del proceso histórico
trascender a formas de lucha que, más que preconizar la
afroariqueño que aquí presentamos se posiciona en esta
validación de la "cultura propia", permita dar paso a un
comprensión política del entendimiento de la identidad
debate político sobre los derechos sociales de las pobla-
como un fenómeno cultural. Entiende que re-narrar la his-
ciones afrodescendientes en Chile.
toria de este campo entre un grupo social y unos discursos
En este sentido, el discurso político de los integrantes
Traducción de las autoras.
de las asociaciones afroariqueñas coincide con ciertas
Grimson (2011: 53-67) incide en una postura similar, al asumir
la necesidad de politizar la comprensión del concepto de cultura
reflexiones críticas de la antropología social postgram-
redimensionándolo, simultáneamente, como proceso histórico-
sciana. Estas reflexiones vienen abogando en pro de la
contextual, y como forma y contenido de un campo hegemónico
necesidad de asumir que los procesos culturales, como lo
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sobre quiénes pertenecen a la nación chilena es imprescin-
transformación etnogénico, constituyendo a la par proce-
dible en el sentido de redimensionar (de desnaturalizar)
sos sociales de identificación y expresando la emergencia
la lectura hegemónica constituida sobre el papel de Arica
de nuevas identidades, asumidas como fundamentales
y de sus gentes (periféricas y fronterizas) en esta misma
por sus actores, dentro de contextos socioculturales en
nación. Esta lectura hegemónica, en partes, invisibiliza la
los que se mantienen fronteras entre grupos percibidos
presencia afro en Chile. Al paso que, también en parte, in-
como diferentes. Destacamos así la dimensión e impacto
daga sobre la posibilidad de que su especificidad cultural
político de estos movimientos de creación, puesto que
pueda venir a ser capitalizada por el Estado y por los mis-
a partir de ellos "emergen demandas de inclusión en el
mos colectivos sociales afroariqueños en este momento
seno de los Estados-nacionales por parte de los sectores
post-globalización. Y los movimientos afroariqueños dia-
excluidos, cada una de estas demandas, en el nombre de
logan con todas estas posibilidades, lo que se expresa, por
una identidad muchas veces retocada o incluso construi-
ejemplo, en el interés de algunos grupos en potenciar el
da para poder servir de rúbrica al sujeto de esa demanda"
"patrimonio afroariqueño" como recurso para el turismo
(Segato 2007: 15).
cultural internacional en Arica.
La reemergencia étnica o etnogénesis en América Latina,
Con esto, intentamos comprender la agilidad con que las
y en especial en una región fronteriza como Arica, involu-
afiliaciones identitarias pueden jugarse contextualmen-
craría un esfuerzo de relectura de las memorias compac-
te de maneras que no solamente sobrepasan, sino que
tadas o fracturadas, de historias contadas desde un solo
refundan la cultura y lo nacional: dialogando con estas
lado y que suprimieron otras memorias invisibilizadas
dimensiones sin nunca dejar de limitarse y limitarlas dia-
por siglos de dominación (Segato 2007). Consecuen-
lécticamente. Es decir, enfatizamos las heterogeneidades
temente, el movimiento protagonizado por los grupos
históricas particulares que, en la localidad estudiada,
afroariqueños en la actualidad conlleva la reconstrucción
motivan posibilidades y formas de acción e identificación
de los
procesos históricos de alteridad vividos en el marco de
que no podrían existir con un mismo sentido y forma en
la experiencia colonial y nacional chilena. Estos fenóme-
otro espacio (Grimson 2011: 172). Motivan la articula-
nos demandan una mirada que considere que la identi-
ción de unas
configuraciones culturales específicas, las cua-
dad étnica es dinámica: mutable y reinventada. Debido a
les podemos entrever en el campo de disputa entre los
los cambios que experimenta y a la historicidad de estos
afroariqueños y el Estado en relación a la determinación
cambios, la etnicidad se constituye de forma flexible y
de los contenidos culturales y políticos de la etnicidad
adaptable a las circunstancias. Consecuentemente, más
allá de todo esencialismo, la etnicidad está históricamen-te determinada e imprime una forma política de resigni-
Los afrodescendientes, al oponerse al silencio institucio-
ficación del mismo discurso histórico. Lo que también se
nal y político sobre su presencia en el territorio nacional
expresa en algunos movimientos afroariqueños a través
que históricamente se impuso desde el Estado chileno,
de su énfasis en la recuperación de las memorias "de los
han dado inicio a un proceso de etnicidad que constru-
abuelos" como forma de "encontrar" el principio cohesio-
ye a la vez que recupera un sentimiento de pertenencia
nador de su identidad étnica.
a una forma de identidad afrodescendiente. El proceso es dialéctico, en el sentido de que ni la identidad es algo
Esto no quita que las personas, las colectividades e inclu-
dado previamente, ni es algo eminentemente inventado
so el Estado, vean la etnicidad como algo dado, o que la
con propósitos políticos. Es en el marco de este movi-
enuncien así en confrontaciones político-sociales. Existe
miento que comprendemos el surgimiento de orga-
una tendencia por parte del Estado de reificar la etnici-
nizaciones que representan a los afroariqueños y que
dad, cristalizándola como algo estático, percibiendo los
protagonizaran el proceso de transición en su lucha por
grupos étnicos internos como "sin historia", como "pa-
el reconocimiento.
rados en el tiempo". El ejercicio analítico que desarrolla-mos en el presente artículo sitúa el foco de debate de los
Caminamos hacia la comprensión de que la etnicidad,
contextos actuales afroariqueños en procesos históricos
más que una forma dada o natural, conl eva un proceso de
que los anteceden y que, en gran medida, alteran la inter-
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Afroariqueños: configuraciones de un proceso histórico de presencia
pretación política de la historia presente. Se trata así de
Agradecimientos Trabajo realizado gracias al financia-
apostar por romper la mirada estática sobre los procesos
miento de Becas de Postgrado de la Universidad Católica
de etnicidad, para comprender las dinámicas políticas
del Norte y de su Programa de Doctorado en Antropolo-
que este tipo de proceso implica.
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Source: http://priem.cl/wp-content/uploads/2015/04/Duconge-y-Guizardi_Afroarique--os_Configuraciones-de-un-proceso-historico-de-presencia.pdf
NAME OF THE MEDICINAL PRODUCT: Aprotinin 10,000 KIU/ML Injection BP. PRESENTATION: Each 50ml 1 vial of 50 mL contains aprotinin concentrated solution, corresponding to 500,000 KIU (Kallikrein Inhibitor Units) in sterile 0.9% sodium chloride solution. INDICATIONS: Aprotinin is indicated for prophylactic use to reduce blood loss and blood transfusion in adult patients who are at high risk of major blood loss undergoing isolated cardiopulmonary bypass graft surgery (i.e. coronary artery bypass graft surgery that is not combined with other cardiovascular surgery). Aprotinin should only be used after careful consideration of the benefits and risks, and the consideration that alternative treatments are available. POSOLOGY AND METHOD OF ADMINISTRATION: Posology: An appropriate aprotinin-specific IgG antibody test may be considered before administration of aprotinin. Adult: Owing to the risk of allergic/anaphylactic reactions, a 1 ml (10,000 KIU) test dose should be administered to all patients at least 10 minutes prior to the remainder of the dose. After the uneventful administration of the 1 ml test dose, the therapeutic dose may be given. A H1-antagonist and a H2-antagonist may be administered 15 minutes prior to the test dose of aprotinin. In any case standard emergency treatments for anaphylactic and allergic reactions should be readily available (see section 4.4). A loading dose of 1 - 2 million KIU is administered as a slow intravenous injection or infusion over 20 - 30 minutes after induction of anaesthesia and prior to sternotomy. A further 1 - 2 million KIU should be added to the pump prime of the heart-lung machine. To avoid physical incompatibility of aprotinin and heparin when adding to the pump prime solution, each agent must be added during recirculation of the pump prime to assure adequate dilution prior to admixture with the other component. The initial bolus infusion is followed by the administration of a continuous infusion of 250,000 - 500,000 KIU per hour until the end of the operation. In general, the total amount of aprotinin administered per treatment course should not exceed 7 million KIU. Paediatric population - The safety and efficacy in children below 18 years of age have not been established. Refer to Summary of Product Characteristics for use in other specific patient populations. Aprotinin should be infused using a central venous catheter. The same lumen should not be used for the administration of any other medicinal product. When using a multi-lumen central catheter a separate catheter is not required. Aprotinin must be given only to patients in the supine position and must be given slowly (maximum 5 - 10 ml/min) as an intravenous injection or a short infusion. CONTRAINDICATIONS: Hypersensitivity to the active substance or any of the excipients. Patients with a positive aprotinin specific IgG antibody test. If no such test is possible prior to treatment, administration of aprotinin to patients with a suspected previous exposure including in fibrin sealant products during the last 12 months is contraindicated. SPECIAL WARNINGS AND PRECAUTIONS FOR USE: Aprotinin should not be used when CABG surgery is combined with another cardiovascular surgery because the benefit risk balance of aprotinin in other cardiovascular procedures has not been established. Laboratory monitoring of anticoagulation during cardiopulmonary bypass: Aprotinin is not a heparin-sparing agent and it is important that adequate anticoagulation with heparin be maintained during aprotinin-therapy. Elevations in the partial thromboplastin time (PTT) and celite. Activated Clotting Time (Celite ACT) are expected in aprotinin-treated patients during surgery, and in the hours after surgery. Therefore, the partial thromboplastin time (PTT) should not be used to maintain adequate anticoagulation with heparin. In patients undergoing cardiopulmonary bypass with aprotinin therapy, one of three methods is recommended to maintain adequate anticoagulation: Activated Clotting Time (ACT), Fixed Heparin Dosing, or Heparin Titration (see below). If activated clotting time (ACT) is used to maintain adequate anticoagulation, a minimal celite-ACT of 750 seconds or kaolin-ACT of 480 seconds, independent of the effects of haemodilution and hypothermia, is recommended in the presence of aprotinin. Important: aprotinin is not a heparin-sparing agent. Graft Conservation: Blood drawn from the aprotinin central infusion line should not be used for graft preservation. Re-exposure to aprotinin: Administration of aprotinin, especially to patients who have received
AHA Scientific Statement Clinical Implications of Obesity With Specific Focus on A Statement for Professionals From the American Heart Association Council on Nutrition, Physical Activity, and Metabolism Endorsed by the American College of Cardiology Foundation Samuel Klein, MD; Lora E. Burke, RN, MPH, PhD; George A. Bray, MD; Steven Blair, PED;